Tras conocer cómo Dédalo e Ícaro llegaron a Creta en el anterior artículo, hoy nos encontramos con que estamos encerrados en el Laberinto de Creta. ¿Cómo han llegado aquí nuestros protagonistas?
Hay varias versiones de los motivos del encierro: algunas dicen que Minos no podía permitirse perder a su arquitecto; otras aseguran que lo hizo para evitar que difundiera el secreto de la salida; y hay otras que dicen que fue un castigo por haber ayudado a Ariadna y Teseo.
Hoy, vamos a descubrir quienes son Teseo, el héroe ateniense y Ariadna, quien nunca debió confiar en él. Y llegaremos al fatídico desenlace que nos ha traído hasta aquí: la caída de Ícaro.
Teseo, Ariadna y el hilo que salva vidas
Recordemos que el rey Minos había mandado encerrar al Minotauro en el laberinto. Es cierto, sí, pero tampoco quería dejarlo morir de hambre. Así que impuso un terrible tributo: cada siete años, Atenas debía enviar siete muchachas y siete muchachos para servir de alimento a la bestia. A cambio, Minos prometía mantener la paz.
En el tercer envío, Teseo, hijo del rey Egeo, se ofrece voluntario con una misión clara: acabar con el monstruo. Nada más llegar a Creta, la princesa Ariadna se enamora de él y temerosa de que muera en el laberinto, le pide ayuda a Dédalo para idear una forma de escapar.
El arquitecto le aconseja entregarle un ovillo de hilo y atar la punta a la entrada del laberinto, de modo que, una vez vencido el Minotauro, Teseo pueda seguir el recorrido del hilo hasta la salida. A cambio de su ayuda, Ariadna le pide que la lleve consigo y la convierta en su esposa. Teseo acepta… o al menos eso promete.
Cumple la primera parte y se la lleva, pero durante el viaje hacen escala en la isla de Naxos, donde la abandona. Algunas versiones dicen que Teseo la dejó por voluntad propia, mientras que otras afirman que fueron los dioses quienes lo obligaron, pues Ariadna debía casarse con Dionisio, dios del vino y la fiesta.
Escapar del laberinto
Pero volvamos al punto donde todo comenzó. Mientras Teseo y Ariadna viven su propia historia, Dédalo e Ícaro acaban encerrados en el laberinto. Y les toca encontrar una salida. Dédalo sabía que escapar por tierra era imposible, porque Creta era una isla; y por mar tampoco, pues Minos controlaba todas las embarcaciones.
Así que, la única solución era hacerlo por el aire. E inspirándose en el vuelo de las aves, construyó dos pares de alas utilizando plumas, hilo y cera. Cuando dominó la técnica, enseñó a su hijo Ícaro a usarlas. Antes de partir, le dio dos advertencias:
- No volar demasiado cerca del sol, porque la cera se derretiría y las alas se desharían.
- No volar demasiado cerca del mar, porque la humedad podría hacerlas pesar demasiado.
El vuelo (y la caída) de Ícaro
Durante un rato, Ícaro siguió las instrucciones. Pero pronto la emoción y la adrenalina del vuelo pudieron más que la prudencia. Subió más y más alto, desafiando los límites, hasta que el calor del sol derritió la cera y las alas se deshicieron.
Ícaro cayó al mar y murió al instante. Se dice que su cuerpo fue encontrado cerca de una isla que, desde entonces, se llamó Icaria, en su honor. Así lo relata Ovidio en el libro VIII de las Metamorfosis (185-235:)
(…) el muchacho empezó a recrearse en su atrevido vuelo, abandonó a su guía y, arrastrado por sus ansias de cielo, remontó el vuelo. La proximidad del abrasador sol ablanda la aromática cera que sujetaba las plumas. La cera se ha derretido; agita Ícaro sus brazos desnudos, y, desprovisto de alas, no puede asirse en el aire, y aquella boca que gritaba el nombre de su padre es engullida por las azuladas aguas, que de él tomaron nombre.
Este mito fue representado en vasijas, cerámicas y mosaicos, y más tarde en grandes lienzos y esculturas. Su mensaje ha perdurado durante siglos: “No te salgas del camino, o acabarás mal.” El mito de Ícaro no solo es una advertencia sobre los peligros de la ambición desmedida, sino también una reflexión sobre la búsqueda de libertad y conocimiento.
Por eso, sigue inspirando a artistas, filósofos y soñadores de todas las épocas.
¿He dado muchas vueltas para contar este trágico final? Tal vez. Pero la mitología siempre tiene algo que enseñarnos… y si os he entretenido y os ha gustado, misión cumplida 🥰.